sábado, 15 de diciembre de 2007

ÚLTIMOS DÍAS DE CLASES...

¡ME HICIERON LLORAR, SALAMINES!

Cada año en la escuela trae “sus lunes y sus marzos”, como dice Mario Benedetti en ese poema tan bello que habla sobre el futuro. Sí, cada lunes, cada marzo, hay nuevos comienzos, encuentros y proyectos para estrenar y compartir.
Personalmente creo que el mejor tiempo de la vida, a cualquier edad, es aquel que empleamos en aprender (que no es lo mismo que estudiar, aunque a veces van juntos).
En el aprendizaje elegimos quiénes queremos ser y qué queremos hacer de nuestras vidas, para que no se derramen vanamente como un vaso de agua en un desierto.
Por eso me gusta ser profesora, docente: porque puedo acompañar a mucha gente mientras está creciendo y está aprendiendo a ser. Además, puedo aprender yo misma, de mis alumnos y de mi trabajo, con sus aciertos y errores. Y encima, este trabajo tiene una yapa: nacen vínculos y afectos especiales.
De eso me hablaron en sus cartas de despedida. Con tanta intensidad que me hicieron caer algunas lagrimitas.
Cada año en la escuela trae también sus domingos y sus diciembres, esos momentos en los que hay que cerrar una etapa y prepararse para la próxima. En este cierre, me despido de un grupo al que aprendí a querer muchísimo, de personas que me estimularon para tratar de hacer lo mejor en ese espacio compartido que es la clase de Lengua.
Si tengo que hacer un balance, les digo que creo que juntos hicimos un camino provechoso. Estoy segura que las lecturas que compartimos los van a acompañar en algún sentido, por mucho tiempo. Conmigo se quedan también muchos recuerdos, pero sobre todo voy a atesorar sus sonrisas, más o menos tímidas al principio y muy compinches al final del año. Pero igualmente los voy a extrañar muchísimo: fue un año para disfrutar.
Y hasta con premio. Última tarea: a ver si las chicas que sacaron la foto ganadora del concurso de la Feria del Libro, la mandan para compartirla en este lugar…

Ah, una última cosa (lección, si me permiten): en las cartas que me entregaron, casi no hay errores de redacción y apenas hay algunos de ortografía. Es que cuando se escribe la verdad que vive en cada uno, las palabras lo reflejan. No se olviden: escriban siempre poniendo el corazón.

Espero que de ahora en adelante utilicen mucho este blog para opinar sobre lo que quieran, para comunicarse.
Prometo no corregir nada de nada de nada…
Pero, eso sí, voy a mantener firme el afecto.
Los abrazo con todo mi cariño
Estela Centeno

Mientras leía este artículo, recordé una conversación que tuvimos en los últimos días de clases y lo quise compartir con ustedes. ¿Qué les parece? Espero sus comentarios...



Literatura y oxígeno

por Ema Wolf


Artículo extraído, con autorización de los editores, de Contratapa, revista de literatura infantil y juvenil, N° 8. Buenos Aires, 2do. semestre de 1997.

A los libros de aventuras les debo mi condición de lectora. No hay otros responsables de que hoy yo siga leyendo. Gozosa e implacablemente.

Tengo esta imagen: haberme aferrado a los faldones o a las botas de uno de esos libros, que circulaba veloz en dirección a un archipiélago, y no haber regresado jamás del todo. Casi con seguridad lo había escrito Salgari. Puede decirse que fui raptada voluntariamente.

Viví entre ellos, desaliñada y feliz, muchos años. En el lugar donde esos libros habitan no se usan los peines. Las mujeres entregan una perla a cambio de un caballo y los hombres escupen por el hueco del colmillo. Algo acecha.

Los libros de aventuras representaron para mí todo lo precioso del afuera. Es decir, lo distante en el espacio y en el tiempo: Argel, 1895; Cartago, s. II (a.C.); la Luna, 2021 (d.C.) ¿Qué puede haber más fascinante que estar parada en el cruce de esas coordenadas, atenta a los acontecimientos? Eran toda la historia y toda la geografía. Inexactas y fantásticas, es cierto, ¿Pero a quién le importan el rigor y el verismo a los diez años? A esa edad no pensaba que la literatura podía cambiar el mundo, me estaba cambiando a mí y era suficiente, yo la dejaba hacer. El territorio conocido se expandía en todas las direcciones a saltos de gigante. Estaba segura de poder abarcarlo todo en un plazo breve. Y lo hice. Hoy no hay lugar ni época que no haya visitado antes, de algún modo. No necesito ir a Bombay para corroborar que existe un fakir al que le brota una planta de la palma de la mano.

Mi vocación por el afuera era tan radical entonces, que abarcaba a la misma infancia. No me interesaban los libros donde intervinieran niños o niñas, a menos que enfrentaran situaciones de auténtico riesgo, como Jim Hawkins o los hijos adolescentes del desdichado capitán Grant. Los niños circulaban de la mano de adultos más diestros y atrevidos, por lo tanto más interesantes. Heidi era apenas tolerable porque brincaba y olía como una cabra; no así su amiga, la falsa lisiada. Los huérfanos de Louise Alcott, educados por sus tutores bajo la campana de queso, me irritaban. Esos niños puritanos del asilo de Plumfield, capaces de pedir perdón por haber dicho una mentirijilla, nunca tendrían valor para rajarle la panza a un tigre. Mis heroínas no morían en la cama, como Beth March. Al menos no sin haber hecho antes algo grande. Primero se escapaban con su amante y después morían sin inspirar lástima.

Y por sobre todas las cosas, en aquellos libros estaba el mar.

Si alguien me hubiera dicho entonces que eran libros de evasión, no lo habría entendido. Eran libros de conocimiento. Indispensables libros de conocimiento. Manuales para asomarse por primera vez al mundo. De cómo sacar el hocico afuera para entender un pco más el adentro. Además tenían códigos purísimos. El amor, la fraternidad, el coraje, la lealtad sin límites estaban allí. Todo aquello que después se relativizó estaba allí, intacto. Los mejores ejemplos. Nada de alcahuetes. Cada mujer y cada hombre a la altura de los acontecimientos. Incluidos los villanos. También yo, lectora, preparada para intervenir en caso de necesidad.

En los libros de aventuras estaban también las palabras más hermosas. El repertorio de la marinería, del desierto, del tocador de las damas francesas, de la jungla, de los ladrones de caminos. Vapuleado por las malas traducciones, pero altivo y sonante. Nadie había expurgado esas páginas de palabras difíciles. Estaban todas al alcance de la mano, como pequeñas cajas cerradas, secretas y valiosas. No necesitábamos diccionarios: las atrapábamos en su propia guarida.

Varias veces intenté agasajar a aquellos libros míos con otros libros escritos por mí. Para que sepan cuánto les debo.

Pero además creo no haberlos traicionado. Nunca dejé de estar entre ellos. Una parte importante de mí quedó allá tras el rapto. A veces pienso que toda la evolución de mi gusto lector se reduce a haber cambiado a Salgari por Conrad. Y hay más: mi predilección por las historias de espacios abiertos, los cuentos con naturaleza, Quiroga y Dávalos, el Conti de "Sudeste" y "Mascaró", los bestiarios, las crónicas de exploraciones auténticas como "Kon-Tiki" o los viajes de Cook, tanto como mi cortés resistencia a la novela psicológica, el monólogo interior y el objetivismo, son secuelas indelebles de mi paso por la tierra de la aventura. ¡Se respira tan bien sobre el puente del "Pequod"!" Soy una lectora claustrofóbica.

Artículo publicado en Imaginaria.com.ar

Título: Nadie te creería
Autor: Luis María Pescetti
Ilustraciones: O`Kiff
Editorial: Alfaguara

Nustro comentario:
Este es un libro que tiene varios cuentos increíbles, graciosos y divertidos. Cada cuento se refiere a una historia diferente, las cuales no son creíbles, como vemos en esta frase: “cuando yo era chico, a mi mamá se le salía la cabeza”. También, en algunos relatos del libro hay partes en las que las preposiciones, los artículos y otras clases de palabras están mal ubicadas, lo que provoca que al leerlo te confundas.
En sí, al leer solo un fragmento, el libro te atrapa y te dan ganas de seguir leyendo. Es muy gracioso y a veces las historias te dejan una moraleja en la que aprendés mucho.
Son variadas historias en las que el autor, Luis María Pescetti combina el humor, el disparate y el absurdo con la reflexión, la fantasía y los sentimientos.
Este libro te lo recomiendo ya que no es solo para que se diviertan los niños, sino también para los adultos y no tan adultos. No tiene palabras inusuales y las historias no son muy largas para leer. Agradezco al autor por hacer este libro que está principalmente pensado a partir de la diversión, como los momentos de la vida.
El libro se llama “Nadie te creería”. Sólo dejate influenciar por el título y ya verás a qué se refiere. El libro lo podés conseguir en bibliotecas y mercados.
Lo publicó la editorial Alfaguara.

Comentaron: Juan Andrés Pstorino, Rocío Korsunsky y Jenifer Costa.




Quiénes somos?
Participamos de este proyecto los alumnos de Octavo año, segunda divisón de la E.P.B, Nº 2 de Junín, provincia de Buenos Aires.

® Ainchil, Braian

® Calcagno, Francis

® Falabella, Luciano

® Ferro, Leandro

® Goñi, David

® Guevara, Matías

® Ibarra, Facundo

® Landaeta, Alexis

® Magistrali, Leonardo

® Mastroiani, Cristian

® Pastorino, Juan Andrés

® Pierro, Horacio

® Rho, Lautaro

® Santilli, Brian

® Soto, Daniel

® Dacundo, Felipe

® Bistoletti, Florencia

® Centoz, Verónica

® Costa, Jenifer

® Gallese, Emma

® Jodor, Leonela

® Korsunsky, Rocío

® Laiolo, Romina

® Malavolta, María del rosario

® Ortíz, Nadia

® Rocca, Cinthya

® Zerbini, Angeles

® Zilberman, Bertina

Tambíen pone su granito de arena la profe de Lengua, Estela Centeno.
LA OBRA
Título:”El Fantasma De Canterville”
Autor: Oscar Wilde
Editorial: Estrada

LA HISTORIA
En esta historia de caserones encantados, llena de humor y aventura, Wilde logra una acertada parodia a los relatos de fantasmas. El conflicto se centra en la oposición entre la visión práctica de una familia de ricos norteamericanos y el espíritu europeo,lleno de resonancias de La Edad Media .
¿Logrará el fantasma asustar a los nuevos dueños de la mansión Canterville?

EL AUTOR
Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde nació en Dublín, Irlanda, el 16 de octubre de 1854 [otras biografías indican el 10 ó 15 de octubre [sin referencias] y murió en París, Francia, el 30 de noviembre de 1900). Fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés. Wilde está considerado como uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su puntilloso y gran ingenio. Su reputación se vio arruinada tras ser condenado a dos años de trabajos forzados en un famoso juicio en el que fue acusado de indecencia grave por la comisión de actos homosexuales.

COMENTARIO
En transcurso de este año, feliz y nuevo para nosotros, hemos contemplado muchas cosas en la materia lengua, pero lo que para nosotros fue lo más importante y lo más atrapante de esta materia fueron aquellas horas en las que leíamos con nuestros compañeros del salón diferentes historias de libros famosos.
Uno de los más importantes y atrapantes fue el libro llamado “El Fantasma de Canterville”.Decimos esto porque el autor usaba diferentes formas de expresarse que hacían que nos imagináramos y nos metiéramos en esta encantadora novela.
Además, la selección de palabras que utilizaba era muy apropiada para cada párrafo.
Gracias a este libro pudimos mejorar nuestra forma de expresarnos y de leer, logramos descubrir nuevos valores que hasta entonces no conocíamos o no comprendíamos. Uno de ellos fue a no ser egoísta ni racista. Así, como les contamos, fue el mejor, y para nosotros el más apropiado, libro que hemos leído en nuestras vidas (por ahora).
Confíen en nosotros que les recomendamos que lo lean.

Comentaron: Luciano Falabella, Francis Calcagno y Facundo Ibarra.


Título: El misterio de Crantock

Autor: Sergio Aguirre

Editorial: Norma

Colección: Zona Libre

Fecha de edición: abril del 2004

El misterio de Crantock

El rumor de que en Crantock ocurría algo que escapaba a la razón y a la naturaleza siempre se mantuvo vivo entre sus habitantes. Pero era tan apacible y generosa la vida en aquel lejano valle del sur, que nada hacía esperar el curioso final que tuvo el pueblo de Crantock, esa horrenda tarde de enero.


Sergio Aguirre (Autor):

Nació en Córdoba, Argentina, en 1961. Es escritor y psicólogo.

Su primer libro, LA VENGANZA DE LA VACA, recibió el Accésit del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil (Norma-Fundalectura) en 1998. Su segundo libro, LOS VECINOS MUEREN EN LAS NOVELAS, ha sido mencionado como uno de los mejores libros por el Banco del libro de Venezuela. El misterio de Crantock es su tercera novela, la cual te recomendamos que leas.


Nuestro comentario:

v El misterio de Crantock es una novela apta para aquellas personas que le gustan los libros de suspenso.

v Es muy atrapante

v Los personajes tienen historias muy variadas y misteriosas, con finales la mayoría de las veces trágicos

v Es muy fácil para leer, salvo por los nombres de algunos personajes.

v Lo malo son los finales semiabiertos de todos los capítulos incluido el final.


Ángeles Zerbini, Nadia Ortíz, Verónica Centoz y Romina Laiolo.