Los invitamos a disfrutar de este poema. En él, una palabra que es de uso muy corriente, se vuelve clave poética.
Balada del boludo
Por mirar el otoño
perdía el tren del verano.
Usaba el corazón en la corbata.
Se subía a una nube,
cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
No mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba.
No camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia,
que se moja.
No des la espalda al llanto,
no vayas vestido de ventana,
no compres ningún tílburi en desuso.
Mira tu primo el recto
que duerme por las noches.
Mira tu primo el justo
que almuerza y se sonríe.
Mira tu primo el probo
puso un banco en el cielo
tu cuñado el astuto
que ahora alquila la lluvia
tu otro primo el sagaz
que es gerente en la luna.
—Tienes razón, mamá —
dijo el boludo.
Y se bebió una rosa.
—No seré más boludo.
Y se bajó del viento.
—Seré astuto y zahorí.
Y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte.
Y quedaron las gaviotas en el río.
Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño
y llegó fin de mes
cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.
Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
—Has vuelto a ser boludo.
¬—Boludo.
—Seguirás siendo siempre el mismo boludo.
—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre.
—Seguirás siendo un boludo siempre.
—Debes dejar de ser boludo.
—Boludo.
Y, medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
la gente le pisaba la cabeza,
le gritaba boludo.
Y él seguía mirando
a través de los zapatos
como un boludo.
.
Entonces,
vino un alegre y le dijo:
boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo:
pobre boludo.
Vino un triste y le dijo:
triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo:
reverendo boludo.
Vino un cura católico y le dijo:
sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo:
judío boludo.
Vino su madre y le dijo:
hijo, no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
te quiero.
ISIDORO BLAISTEN
en: CUENTOS COMPLETOS
Editorial EMECË. Buenos aires, 2004

Isidoro Blaisten nació en Concordia, Entre Ríos, en 1933 y murió en Buenos Aires en 2004.
Fue redactos publicitario, periodista, fotógrafo, librero y escritor. Publicó quince libros, entre ellos: El mago (cuentos cortos,1974), Dublín al sur (cuentos, 1980), Cerrado por melancolía (cuentos, 1981) Carroza y reina (cuentos 1986) y Al acecho (cuentos 1995). Sus ceuntos han sido traducidos a varios idiomas y recibió entre otras distinciones el premio Fondo Nacional de las Artes, Primer Premio Municipal de la Ciudad ce Buenos Aires, Premio Konex de Platino 2004, y el Premio Trayectoria Artística en Letras del Fondo Nacional de las Artes.. Desde 2001 fue miembro de número de la Academia Argentina de Letras y miembro correspondiente de la Real Academia Española.
Leer su obra es encontrarse con textos que pueden tocar el corazón de la gente.
Balada del boludo
Por mirar el otoño
perdía el tren del verano.
Usaba el corazón en la corbata.
Se subía a una nube,
cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
No mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba.
No camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia,
que se moja.
No des la espalda al llanto,
no vayas vestido de ventana,
no compres ningún tílburi en desuso.
Mira tu primo el recto
que duerme por las noches.
Mira tu primo el justo
que almuerza y se sonríe.
Mira tu primo el probo
puso un banco en el cielo
tu cuñado el astuto
que ahora alquila la lluvia
tu otro primo el sagaz
que es gerente en la luna.
—Tienes razón, mamá —
dijo el boludo.
Y se bebió una rosa.
—No seré más boludo.
Y se bajó del viento.
—Seré astuto y zahorí.
Y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte.
Y quedaron las gaviotas en el río.
Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño
y llegó fin de mes
cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.
Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
—Has vuelto a ser boludo.
¬—Boludo.
—Seguirás siendo siempre el mismo boludo.
—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre.
—Seguirás siendo un boludo siempre.
—Debes dejar de ser boludo.
—Boludo.
Y, medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
la gente le pisaba la cabeza,
le gritaba boludo.
Y él seguía mirando
a través de los zapatos
como un boludo.
.
Entonces,
vino un alegre y le dijo:
boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo:
pobre boludo.
Vino un triste y le dijo:
triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo:
reverendo boludo.
Vino un cura católico y le dijo:
sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo:
judío boludo.
Vino su madre y le dijo:
hijo, no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
te quiero.
ISIDORO BLAISTEN
en: CUENTOS COMPLETOS
Editorial EMECË. Buenos aires, 2004

Isidoro Blaisten nació en Concordia, Entre Ríos, en 1933 y murió en Buenos Aires en 2004.
Fue redactos publicitario, periodista, fotógrafo, librero y escritor. Publicó quince libros, entre ellos: El mago (cuentos cortos,1974), Dublín al sur (cuentos, 1980), Cerrado por melancolía (cuentos, 1981) Carroza y reina (cuentos 1986) y Al acecho (cuentos 1995). Sus ceuntos han sido traducidos a varios idiomas y recibió entre otras distinciones el premio Fondo Nacional de las Artes, Primer Premio Municipal de la Ciudad ce Buenos Aires, Premio Konex de Platino 2004, y el Premio Trayectoria Artística en Letras del Fondo Nacional de las Artes.. Desde 2001 fue miembro de número de la Academia Argentina de Letras y miembro correspondiente de la Real Academia Española.
Leer su obra es encontrarse con textos que pueden tocar el corazón de la gente.